6. Nuevo México Nº 30, el estatus.


Publicado por Arturo Guevara Escobar en

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Sustentemos con algunos argumentos económicos la idea de Heliodoro J. Gutiérrez como un empresario pudiente.


H. J. Gutiérrez y su esposa alquilaron una vivienda en los altos de Nuevo México Nº 30. Para 1909 establecer en el mismo domicilio la “Fotografía H. J. Gutiérrez, The Chicago Photo Studio” se estipuló un muy interesante contrato de arrendamiento.


Los contratos de arrendamiento para viviendas notariados es un hecho poco común, y aquí tenemos un caso; circunstancia que permitió la subsistencia del mismo en el Archivo General de Notarías del Distrito Federal, al documento le dio fe el notario Jesús Raz Guzmán, notario Nº 39, el 28 de junio de 1909.


El contrato estipula el arrendamiento de la vivienda Nº 1 de los altos de Nuevo México Nº 30 (de antemano habitada por el contratante), más una habitación de la planta baja y la azotea que le corresponde a la vivienda por un plazo forzoso de 10 años; en la cláusula 4º se especifican los usos de dichas áreas y las prerrogativas: en la habitación de la planta baja con salida, se permite la demolición de uno de sus muros para construir una vidriera, y la construcción de una escalera que la comunique con la estancia superior, a su vez de está se podrá construir otra escalera para comunicarla con la azotea. En la azotea se podrán construir una o más piezas (habitaciones) a las que se destinaran para el uso de un taller de fotografía; se faculta al inquilino para instalar un tinaco con suministro de agua independiente y de un sistema de drenaje; se le permite arreglar el cubo del zaguán (bajo su propio costo) e instalar en ambos lados de dicho zaguán aparadores que no excedan los 15 cm. de profundidad; la cláusula 6º obliga al inquilino a abandonar el inmueble si tiene el retraso de una sola mensualidad, y como permaneció ahí hasta el fin del contrato podemos asumir que siempre cumplió con los pagos, el costo fijo del arrendamiento se pacto en $95 pesos de plata u oro fuerte, equivalente aproximado al salario mensual de tres obreros calificados. El costo del contrato que corrió por cuenta de Heliodoro Juan Gutiérrez fue de $ 44 pesos con 50 centavos.

Para nosotros es obvia la necesidad de ciertos elementos como agua potable, tinaco, drenaje, luz eléctrica, o una línea telefónica; pero establezcámonos en la ciudad de México de 1909: la mayoría de las viviendas de la ciudad no disponían de ninguno de estos servicios y solo un puñado podían ostentarlos todos.

El teléfono no fue un instrumento práctico aceptado de ipso facto; a principio del siglo XX en la ciudad de México se veía la lucha por introducir y dominar el mercado telefónico de una forma estable, las difíciles relaciones con las autoridades gubernamentales y una población que tardó un poco en avenirse al sistema telefónico lo dificultaban; algo que se lograría más o menos a partir de 1907 con un oligopolio de dos empresas: La Compañía Telefónica y Telegráfica Mexicana (filial de la norteamericana Internacional Telephone and Telegraph Co), y la Empresa de Teléfonos Ericsson S.A.


El sistema telefónico era utilizado principalmente por actores económicos y políticos; en concreto, empresarios, profesionistas, compañías de negocios e instituciones de diversa índole con solvencia económica.


Los comerciantes fueron los más interesados; por ejemplo, en 1902: 127 comisionistas y mercaderes abonaron a Mexicana; en tanto que para 1910 la Empresa de Teléfonos Ericsson servía a 163, de un total de 300 clientes.


Es claro que dividiendo el número de abonados con línea telefónica entre todos los establecimientos comerciales de la ciudad de México solo una fracción de ellos contaban con el servicio, más aun de los 76 estudios fotográficos, solo un 50% de ellos se anunciaba en directorios telefónicos o comerciales.


$ 8.33 pesos mensuales era la tarifa imperante en 1910, equivalente al salario diario de 8 policías del distrito federal (The Birth of Mexican Telephony; Víctor Cuchı Espada), hablar de una línea telefónica en 1910 era hablar de estatus...

La Fotografía H. J. Gutiérrez, The Chicago Photo Studio contaba en 1910 con dos líneas telefónicas, una de Mexicana y la otra de Ericsson con lo que garantizaba la solución del problema de conectividad y lo ponía a disponibilidad de cualquiera con servicio telefónico.

Mexicana, 307
Ericsson, 1085


Fragmento del libro:
Mirando fotografías, Recuerdos de Familia. De Arturo Guevara E. ©